​El escritor de Múnich, Siegfried (Sigi) Sommer,​ solía ser uno de los primeros en frecuentar el Biergarten cada año. Comenzaba a acudir ya desde los meses de febrero y marzo. Para evitar que se le enfriaran los pies, utilizaba una estufa de carbón, que colocaba debajo de la mesa para calentarse. Acostumbraba a guardar el carbón detrás del puesto de los pollos.
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​El «buey cervecero»​ dio vueltas por la sala actual hasta 1891. Trotaba constantemente en círculos sobre un sistema de cuerdas y cabrestante para transportar hacia la parte superior del edificio la cerveza que se consumiría durante el verano, que permanecía almacenada en las profundidades de la bodega. Durante toda su vida, el buey fue una atracción para muchos residentes de Múnich a quienes les gustaba verlo trabajar. Además, conforme iban consumiendo uno, dos y hasta tres litros de cerveza, el espectáculo les resultaba cada vez más divertido.
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​Los pozos de ventilación de la antigua bodega​ se utilizaban para secarla, ya que se humedecía al derretirse el hielo acumulado durante el invierno. Después de las heladas de marzo, los pozos permanecían cerrados durante el verano. En la actualidad, las lámparas de luz diurna ubicadas en estos pozos permanentemente cerrados contribuyen a crear una atmósfera única en las bóvedas de ladrillo del sótano.
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Schäffler​, que actualmente continúa produciendo recipientes de madera y barriles de cerveza de forma artesanal, fue uno de los fabricantes artesanales más importantes de los últimos siglos. Y es que en aquella época no había contenedores ni recipientes de plástico. No obstante, muy pocos practican actualmente el oficio de Schäffler. Nuestros barriles, por ejemplo, proceden de la fábrica de Wilhelm Schmid en Múnich.
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